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jueves, 9 de abril de 2020

El Dios que lava los pies

Jesús lava los pies de Pedro, 1876 por Ford Madox Brown


Nos mostraste con tu vida el rostro de Dios.

Del dios todopoderoso en el cielo,
al Dios que se encarna en un bebé.
Del dios de la ira,
al Dios de la confianza, el Abba (Papito).

El dios de los ejércitos que acompaña los combates,
 es en realidad el Dios apasionado que muere por los últimos.
El dios vigilante y obsesivo con el pecado,
es sino el Dios compasivo que devuelve la dignidad a hombres y mujeres.

Eres el Dios del misterio del amor, el que nos acompaña, que nos abraza.
Eres el Dios que se quita el manto y se ciñe la toalla
para lavar los pies y servir a todos y en todo.

Eres el Dios de la Vida.

jueves, 23 de junio de 2016

¿Jesucristo fue homosexual?


Tomado del evangelio apócrifo del discípulo amado.

Se acercaba la pascua y Jesús caminaba con sus amigos por la Galilea y se preparaba para ir hacia Jerusalén. Su fama ya había cruzado las fronteras. 

Un maestro de la ley enviado por los sacerdotes del templo fue a su encuentro. Jesús estaba rodeado de mujeres, de enfermos, de niños, de samaritanos y de todos aquellos que tuvieron una experiencia íntima con él o deseaban encontrarlo.                                                                                                    El maestro de la ley encaró a Jesús diciéndole: “No tienes mujer ni hijos y te llaman rabbí, estás rodeado de pecadores y te llaman el hijo de Dios, curaste al joven amante del centurión ¿eres acaso un sodomita (homosexual) o consientes la sodomía?”.

Jesús lo miró a los ojos y le replicó: “¿Dices todo esto porque curo a los enfermos, acojo a los pecadores, alivio a las mujeres y niños despreciados por el templo, muestro al Padre, entrego verdad y vida sin condiciones? Si es así ven y sígueme y no solo apreciarás lo que me dijiste y te digo sino que contemplarás el rostro de Dios y su reino.”

El maestro de la ley dio media vuelta y se marchó raudo.

viernes, 10 de junio de 2016

El discípulo amado, la ley y el amor

























Tomado del evangelio apócrifo escrito por mí en el siglo XXI.

Estaba Jesús caminando entre sus amigos cuando de pronto se le acercó el discípulo amado y desconcertado le dijo: “Jesús, la ley señala que debemos guardar el sábado como día exclusivo para alabar al todopoderoso Dios. Y me siento atado, no puedo ayudar a mi vecino que tiene a su familia enferma y necesita asistencia.”

Jesús lo miró con sumo amor y le respondió: “¿Y qué te dice a ti desde el fondo de tu corazón el Dios del Amor?” El discípulo amado no comprendía bien las palabras del maestro.
Añadió Jesús: “Solo eso te debe bastar para decidir y es en tu relación íntima con el Padre donde debes buscar.”

El discípulo amado no cumplió con la ley del sábado y salió rumbo al encuentro de su vecino.

martes, 10 de mayo de 2016

Belleza del día y la noche

















Viernes,  cinco y veinte de la mañana desperté,
y en el cielo oscuro buscaba el paso de la luz,
mas no apareció y busqué el sueño consolador.

Viernes, ocho de la mañana desperté y encontré. 
Palabras tuyas iluminaban mis ojos,
tal vez no había visto en la hora y dirección indicada.

Sábado por la noche y estrellas de un firmamento
desconocido eran opacadas por una fulgurante, estilizada y bella figura
que apareció por una escalera de cristal o tal vez de otro material.

Domingo y sus primeras horas observaban la danza.
Eran pasos armoniosos dibujados con el pincel del Artista.
La belleza existe y me convencí de ello.

Llegó el momento de mostrar el alma,
los sentimientos tomaron por asalto a las palabras,
las palabras encarnaron los sentimientos.

Comprendí que la belleza de la vida radica en la verdad de cada uno
y en que la felicidad solo es completa cuando es compartida.

Probar la verdad del mismo manantial de vida,
que surge cuando se unen el cielo y la tierra
a través de esa voz suave desprendida por el Viento
y originada desde lo profundo del ser,
se hizo audible en tu escuchar y visible en tu estar.

Tal vez sí era el tiempo y lugar indicado, 
pero ahora te observo, belleza de la vida,
tanto en la oscura noche como en el radiante día.